Dulce soledad que me acompañas y que en las noches te duermes a mi lado, con tu presencia hueca te recuestas, y me das entre las sombras tus manos. Dulce soledad, amiga mía, no me dueles ni me haces daño, aprendí a necesitarte y a estar a tu lado. Dulce soledad, pobre soledad, nadie te quiere y yo, sin embargo, te agradezco los silencios y el espacio, las horas que me escuchas atenta, y tus ojos y tu cuerpo imaginario.

martes, 26 de agosto de 2014

Bateig de mar

Dos nous marines s'enrolen a la navegació. Espere que per molts anys.

No hay comentarios:

Publicar un comentario