Dulce soledad que me acompañas y que en las noches te duermes a mi lado, con tu presencia hueca te recuestas, y me das entre las sombras tus manos. Dulce soledad, amiga mía, no me dueles ni me haces daño, aprendí a necesitarte y a estar a tu lado. Dulce soledad, pobre soledad, nadie te quiere y yo, sin embargo, te agradezco los silencios y el espacio, las horas que me escuchas atenta, y tus ojos y tu cuerpo imaginario.

lunes, 25 de junio de 2018

L'última vegada

Aquesta va ser l'última vegada que vam navegar junts.

Conservar alguna cosa que m’ajude
a recordar-te seria admetre
que et puc oblidar 


Shakespeare


Gracies per tota una vida.


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