Dulce soledad que me acompañas y que en las noches te duermes a mi lado, con tu presencia hueca te recuestas, y me das entre las sombras tus manos. Dulce soledad, amiga mía, no me dueles ni me haces daño, aprendí a necesitarte y a estar a tu lado. Dulce soledad, pobre soledad, nadie te quiere y yo, sin embargo, te agradezco los silencios y el espacio, las horas que me escuchas atenta, y tus ojos y tu cuerpo imaginario.

sábado, 10 de octubre de 2015

La forja de un sueño- Capítulo I

En un espacio no creado, de un punto adimensional y atemporal, con una energía infinita, nació allá por el trece mil setencientos millones de años a.C. un universo, un "big-bang" de energía que explosionó llenando el vacio de espacio, creando el tiempo y que sigue creciendo por su carácter genético inicial. Como una copia de ese nacimiento cósmico, así es un sueño para mi, como mi Universo creado y nacido por una idea. Y como se postula hoy en las teorías cosmológicas y física teórica, se producen infinitos nacimientos de universos al instante, al igual que se esfuman al momento por que sus ecuaciones de vida con las que nacieron no son capaces de sostenerlo. Las ideas que tenemos en nuestra mente suelen seguir el mismo camino, muchas solo son destellos esporádicos que no adoptan forma de pequeños universos por qué no se sostienen en parámetros en los que nuestra mente sea capaz de alimentarlas. Quien sabe si, al igual que las ideas que derivan en sueños y se entrelazan en secuencias temporales, los multiuniversos se puedan comunicar. Me gustaría hacer un pequeño apunte basado en la física y una de las condiciones básicas de nuestro universo físico, la Sra. Entropia. Debo dar las gracias por que es mi coartada perfecta en la que baso mi argumento de como mi grado de desorden aumenta sin posibilidad de regresión, por mucho que se empeñen los de mi alrededor. Parece un comentario humorístico, pero gracias a la entropia, en nuestro universo aumenta el desorden. O lo que es lo mismo, en nuestro espíritu, la energía evoluciona liberándose de lo fútil, filtrando las impurezas para ir llegando a su esencia. Suena paradójico, que de una energia pura, ordenada e incorrupta, se vaya derivando hacia un estado energético que pareceria desordenado pero que tiene la bipolaridad de ese mismo efecto de degradación que podemos considerer negativo, sea la mayor virtud al alcanzar la esencia.
No sabía muy bien como definir un sueño. Así que me detuve a  destripar sus fases. Esa primigenia idea que formulan mis neuronas a raíz de una energía ínfima. Esta idea, se inflaciona (para que vean los economistas que la inflación fue la primera medida económica que se adoptó), como lo hizo el Universo en el tiempo de Planch, generando mas pensamientos, retroalimentada por energía que proviene de la misma idea y la segregación de endorfinas a las que me hago adicto, generando un marco espacio-temporal que no existía antes. Mi sueño se convierte en un pequeño universo, mi Universo, que es completamente diferente a otro nacido de otra idea y que crece sin mesura a medida que el tiempo y la energía invertida aumentan. Quizás, en ocasiones paralelos, en ocasiones conectados por los famosos agujeros de gusano que deforman sus temporalidades, viajando entre ambos con un solo clic de sensaciones de mi mente. Mi materia gris, al igual que la oscura del Universo, deforma los espacios creados para que cada vez mas factores entren en la composición de las ecuaciones por las que se regirá mi sueño.
Me daba miedo antes de comenzar a escribir este capítulo, quizás el mas complicado, por qué quiero dejar sentadas las ecuaciones fundamentales y la esencia de mi sueño. Después se rellenará de datos, de anécdotas, de momentos vividos y por vivir. Pero transmitir claramente todos los aromas, sabores y sonidos de mi sueño es lo que mas me preocupa y me  entraña mas dificultad. No pretendo ilusionar con mi sueño a nadie, solo que quien tenga alguno, igual, parecido o diametralmente opuesto, se vea reflejado en los sentimientos que provocan, el torrente de emociones que despiertan en nuestra mente, habitualmente gozosos. Yo al menos para ello sueño, para mi bienestar.
Desde muy niño siempre me he sentido atraído por el mar. Guardo un sueño, de esos que los produce el subconsciente mientras dormimos, de cuando tendría unos 6 o 7 años. Disfrute de una sensación de felicidad plena y que sucedía en un lugar geográfico muy concreto, junto a una playa y con un escenario dentro del mar. El sitio no es relevante, era la playa donde nos llevaba mi padre de pesca, junto a la desembocadura de un rio, separados por una larga escollera de grandes bloques de piedra caliza que acompañaba al rio hasta el interior del mar. Por aquellos tiempos lo que mas me gustaba era estar con mis padres, mi hermano y abuelos, pescando en el rio o en el mar, ataviados de la correspondiente nevera y tuppers que por aquellos tiempos recibía el diluviano nombre de fiambrera. Todo eso, junto al mar y una invitada al sueño, la niña que por aquel entonces me gustaba y a la que amaba como se encargaban de enseñar las películas de aventureros holiwoodienes, estaban situados en perfecta conjunción en ese sueño. Volví a tener un sueño similiar mas tarde pero no de tanta intensidad de felicidad plena.  Es un recuerdo y sensaciones que tan solo con rememorar, aunque desgastado su sabor, aún recupero parte de su esencia. Ese sueño me lo regaló mi otro yo latente, quizás por que yo antes había creado y alimentado mis sueños por separado. Él se encargó de conectar esos diferentes universos en uno solo, en un solo instante de temporalidad. Me devolvió toda la energía en forma de bienestar en un sueño inconsciente, tal y como yo hacia nacer mis ideas que después convertía en pequeños mundos. Se cerraban los ciclos, sin saber cual es el principio ni el final, tal y como promulgan las nuevas teorías astrofísicas, un tiempo sin principio ni final. Por cierto, aún veo de vez en cuando a esa muchacha, es mas, hasta la saludo y abrazo en ocasiones, realizando viajes en el tiempo, al de mi niñez, rompiendo un principio básico de universo, la velocidad de la luz. En un instante regreso a cuarenta años luz, mientras que los fotones mas entrenados ni soñarían con esa velocidad.
Pero estos sueños caprichosos que en ocasiones nos regala nuestro yo dormido no son el motivo de mi relato. Yo quiero mostrar el nacimiento y crecimiento de mi sueño, con sus fases y evoluciones. Así que partiendo de mi atracción hacia el mar, la hipnotización que me produce y el deseo de estar dentro de él, es desde donde hace mucho tiempo se ha ido forjando esa ambición. Así que para transmitir todo ese mundo de sensaciones, mi Universo de anhelos y metas, creo que la mejor manera que se me ocurre es reducirlo a la mínima expresión. Si fuese un académico formal podría basarme en un procedimiento ancestral de los pensadores antiguos, la reducción al absurdo. Pero me da miedo que se pueda entender que imaginar y soñar sea un absurdo, así que haré una reducción culinaria, tan de moda en estos tiempos. Además me vendrá muy bien para, si en futuros capítulos mi mente alimenta una nueva idea, que seguro que lo haré,  nacida dentro del Universo que he creado, como pescar un túnido y cocinarlo. Ya estamos creando las galaxias, una vez enfriada nuestra mente y pasado el tiempo primigenio de inflación.

Continuará el capítulo uno….no se me desespere, escribo por placer, para contar lo que siento y como me siento y solo si me apetece. 

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